6.015 km de suelo mexicano recorridos a dedo. Parte I

Llegar a México fue sentir cómo el sueño de volver a viajar se cumplía. Y cuando me subí al primer carro que frenó en la carretera pensé que la pandemia había sido una terrible pesadilla. Desde Oaxaca a Nayarit recorriendo los mejores spots del Pacífico. De Guadalajara a la Huasteca Potosina visitando la cuna de la independencia mexicana: Guanajuato y alrededores. El viaje continuó  después de una parada por el golfo de México, a la altura de Tampico, y siguió por las sierras de Veracruz. Chiapas de punta a punta para terminar en la gran Ciudad de México.

En este artículo te cuento detalles de esta aventura por la tierra del mezcal y de los tacos, de rancheras y baladas, casa de las Lupitas y de los José.

Antes que nada, aclaro lo que mil veces me han preguntado: ¿Por qué viajo a dedo? Porque a  dedo me pasaron las anécdotas más divertidas en este y otros viajes, a dedo conocí personas maravillosas,  frené en inhóspitos parajes, me metí en espacios naturales casi intocados por el humano. A dedo probé manjares callejeros y me sorprendí con alucinantes puestas de sol, a dedo se intensifica el tiempo, se conoce profundo, se tienden puentes, viajar a dedo es empatía, es sinergia. A dedo elegí, recomiendo y vuelvo a elegir viajar.  

Carros, camionetas, camiones, bajo el radiante sol o una lluvia intempestiva, esperando a la vera de los topes o al costado de un puente peatonal, dejándome llevar o perseguida con las horas de sol, en estos seis mil kilómetros pasó de todo. Antonio, Carlos, Erso y Mayra, Jeanine, Walter, Juan, David, el viejo con la sonrisa más joven que haya visto y un hombre más que angustiado fueron algunos de los tantos choferes que me guiaron por México.

Sobre volver a viajar escribía esto para Bacap Noticias: https://bacap.com.ar/2021/06/21/salir-de-la-pandemia-el-sueno-de-volver-a-viajar-se-cumplio/

Playa Carrizalillo – Puerto Escondido – Oaxaca

Desde Puerto Escondido hasta Sayulita bordeando el Pacífico: playa, surf y atardeceres increíbles

La Ruta Nacional N 200 en México recorre kilómetros de costa, bendita atracción muy poco explorada en algunos tramos. El denominador común entre los viajeros que me encontré en esta carretera es la pasión por las olas más perfectas del mundo. Los bombasos que caen en Zicatela, Puerto Escondido, no tienen comparación. Hablamos del mejor beachbreak del mundo y eso acarrea una cantidad de fanáticos atrevidos que vuelven año a año a surfear en el paraíso.

Y las olas no se acaban en Oaxaca, La Saladita, Barra de Nexpa, La Ticla, Pasquales, son algunos de los points donde descansé después de kilómetros de ruta, topes, jugos naturales y pozole al costado del camino. México es una delicia y es la amabilidad de los extraños lo que le da el condimento a este viaje. Compramos tortillas, aguacate, tomate y limón en un abarrotes y Merlet, la joven empleada, nos regaló su fibra y cartones para que podamos escribir el próximo destino en la tabla. Me siguió en instagram el resto del camino y manifiesta morir de felicidad al saber que cuenta con una amiga en Argentina, cuando quiera venir.

La Ticla – Michoacán
La ola en Playa Zicatela – Puerto Escondido – Oaxaca

El destino nos unió con Cristo, quien nos levantó saliendo de Puerto y con el llegamos hasta La Saladita, límite con el estado de Zihuanatejo, después de diez horas de carretera. Nos ofreció su casa para parar, armamos la carpa en el jardín, a la luz de las luciérnagas. Todo el camino estuvo iluminado desde entonces. Los días transcurrieron de camping en camping, de ola en ola, de carro en carro, sin dejar de alucinarnos en cada playa, en cada Antojito y haciendo amistades que no acaban al bajar del vehículo.

1,567 kilómetros recorridos en un lapso de seis días es lo que demoramos en llegar a Sayulita. La Riviera Nayarita nos dejó boquiabiertos y tras haber vivido un mes en el Pacífico brutal en Puerto Escondido, este pueblo mágico se volvería casa por otro intenso mes.

Esto escribía para Bacap Noticias sobre la relación entre Zicatela y Mar del Plata: https://bacap.com.ar/2021/07/09/zicatela-la-playa-mexicana-donde-siempre-hay-olas-y-marplatenses/

Sayulita Pueblo Mágico – Riviera Nayarit
Niñas Huichol en la Iglesia de Sayulita – Nayarit

El olor del pescado zarandeado se siente desde la orilla del mar y llega desde austeros barcitos de palapa, en el agua, cantidad de surfistas convocados por las olas.  En esta pequeño Pueblo Mágico reciben al viajero bajo una esencia hippie chic que colma la plaza, las callecitas elevadas, los bares abiertos y las bajadas a la playa. El patrimonio cultural de los pueblos originarios de la zona le dan el color y la vida a Sayulita. El arte huichol en los ojos de dios, en las prendas de las personas que venden su arte en la calle, en el arte, en las personas.

Bordear el Pacífico por la carretera 200 fue el mejor roadtrip de mi vida. El azul profundo del mar se mezcla con el verde de la exuberante vegetación que rodea las playas, pueblos de pescadores, tradicionales y tranquilos, campo caluroso y húmedo lleno de luciérnagas antes de desembocar en lagunas y luego y de nuevo el mar.  Manglares, cocodrilos, leyendas y noches a la luz de la luna. Una mañana, después de una noche de juerga, con bastante resaca de mezcal y chelas, decidimos seguir. Tomamos nuestros petates y redactamos en la tabla el nombre de nuestro próximo destino: Guanajuato.

Esto escribía para Bacap Noticias sobre el legado Huichol: https://bacap.com.ar/2021/09/24/mexico-los-pueblos-originarios-presentaran-la-reforma-constitucional-indigena-mas-importante-de-la-historia/

Guanajuato

Guía para recorrer Guanajuato en tres días

Atravesar el estado de Jalisco con resaca de mezcal no fue fácil. Los campos de agave me recordaron el viaje entero los besos de más que le di a la botella durante la noche de despedida de Sayulita. El calor, la música al aire libre en la plaza y la gente siempre dispuesta se prestaban para que el baile continue hasta tarde.

En la caja de la camioneta de alta gama en la que viajaba el calor me hacía confundir. José, el señor que conducía, frenó y nos convidó una botella de agua fría hasta que llegáramos a la próxima estación a refrescarnos. Él volvía de una estadía en su casa de San Pancho, recién comprada, para pasar la vejez con sus nietos. Viajaba con su señora y el más pequeño de los seis.

Campos de agave desde la camioneta de José – Guadalajara – Jalisco

No sé cómo logramos atravesar la inmensa ciudad de Guadalajara, tomamos un bus eterno hacia alguna salida y nuevamente dispuestos a tomar un carro que nos acerque a nuestro destino. Como no podía ser de otra manera, se hizo la luz y Erso y Mayra aparecieron. Frenaron en plena autopista y nos recibieron cálidamente. Agradecidos a la vacuna que les permitía ingresar a este par de extraños en su vehículo nos convencieron de dormir en su ciudad, después de todo veníamos de un viaje exhausto.

Para nuestra sorpresa conocimos de casualidad otro pueblo mágico: Lagos de Moreno. Llegamos bien tarde, cerca de las  once de la noche y la pareja de maestros de escuela nos convidó la cena, al pasar, sabroso y bien picante. Comimos alrededor de la plaza,  tour mediante arriba del carro por el centro histórico y las fachadas de un considerable puñado de iglesias para tan pequeña ciudad. Dormir por primera vez tapados con colcha después de dos  meses y medio fue la gloria.

Agradecidos y prometiendo ser profetas en nuestra tierra como ellos en la suya, nos despedimos de estas dos enormes personas. A la mañana siguiente preparamos el cuerpo para unas buenas vueltas por la ciudad, nos metimos en todos los rincones que llamaron nuestra atención, incluido un cafecito y un platillo en el mercado.

Esto escribía para Bacap Noticias sobre nuevas formas de vacacionar: https://bacap.com.ar/2021/07/31/nuevas-maneras-de-vacacionar/

En Guanajuato me enamoré de todas, pero todas, las fachadas. Plaza Allende.
Los túneles dotan de misterio a Guanajuato.

Otra vez a la ruta, un tironcito. Nos encontramos con Juan David, un paisano “chamuyero” como decimos los argentinos, que nos condujo hasta León, restaba un bus de media hora para llegar a Guanajuato. Ya desde la ventana del vehículo aluciné con el paisaje: para llegar a la estación atravesamos puentes rarísimos y un camino circular bien particular. Estamos en Guanajuato.

Ahora sí. Dejá todo y salí o caminá con equipaje como hice yo, alucinada con el Teatro Juárez, tomando helado con la mochila puesta. Para llegar a cualquier lugar existen mil caminos. Tomalos todos, los callejones hacia arriba son terrible tentación. Detenete en cada vértice que llame tu atención y mira con detenimiento lo que tenés enfrente. Parece que se va a caer ¿o no?

Préstale atención a la arquitectura: combinación de épocas en un excelentemente bien conservado estilo Colonial. La universidad, las plazas, los balcones, las fuentes, los monumentos, las fachadas. Las paredes cuentan un chingo de cosas. Visitá museos, podés elegir desde momias hasta la Inquisición pasando por Diego Rivera, Cervantes y minas de oro y plata. Comé ricos tamalitos y aceptá si te invitan un mezcalito. Por las mañanas café de olla. Las gorditas de frijol y las quesadillas de flor de Jamaica son una delicia. En Guanajuato se hacen dulces: cocada, higos, nueces. Aprovecha esas bondades.

Yo estuve tres días pero da para quedarse un año o toda la vida.

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Parte I: Desde Puerto Escondido hasta Guanajuato

6 comentarios en “6.015 km de suelo mexicano recorridos a dedo. Parte I”

    1. Hola Melisa que bellos lugares , en el pecho siento emoción , te felicito, quisiera tomar un avión y llegar a esos lugares de película . Tu redacción es perfecta ,hoy no se por donde andas si te digo que es para un programa de TV . Un enorme cariño y siempre adelante. Abrazos enormes. Lela

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