Todo Nicaragua es un volcán

La relación de los y las nicaragüenses con los volcanes es íntima, estrecha y larga. Investigando, supe que no es el principal país del mundo en cantidad de volcanes pero éstos aparecen hasta en su escudo nacional, en la bandera del país y en las latas de cerveza Toña. La historia social y política se asemeja a las explosiones volcánicas y el presente indicaría que Nicaragua está a punto de estallar.

Nicaragua tiene en su territorio más de cincuenta estructuras volcánicas si contamos las activas, las inactivas y las extintas. Ocho de ellos posicionan al país como uno de los más explosivos del mundo, según relevó el científico y geógrafo Jaime Incer Barquero.  Y después de leer, conversar con muchas personas y sobre todo de recorrer a pie sus rutas y estados, recopilé algunos datos históricos, vivencias personales y lo que me fueron contando en el camino en este artículo, para darle fuerza a una tesis: todo Nicaragua es un volcán.

La erupción del Momotombo

Cerca de la ciudad de León se encuentra el Momotombo, volcán que entró en la historia nica cuando en el año 1906 sacudió a los pobladores de la zona, luego de una violenta erupción. Las personas que allí vivían debieron mudarse pero apenas se alejaron 30 kilómetros al oeste, donde construyeron la nueva ciudad, tan visitada en el presente.

Esos apenas 30 kilómetros dan algo de risa para quienes somos extranjeros pero es totalmente normal para los locales. Claro, nadie espera mudarse lejos de casa mucho menos cuando el volcán y su lago forman parte del paisaje cotidiano. Me pareció el puntapié inicial para comparar al país con estas calderas vivas.

En 2015, 110 años después, el Momotombo haría erupción otra vez. En esa oportunidad, nadie debió mudarse, desde sus casas observaron las columnas de humo y ceniza que todo lo invadieron pero el gobierno no puso a la población en alerta “no se trataba de una alarma exagerada”.

Para los nicas los volcanes son parte de su familia, definen sus territorios, climas y son el principal atractivo turístico del país. Antiguamente, los primeros pobladores los consideraban sagrados, se dice que conectaban el cielo, la tierra y el inframundo y practicaban rituales en sus cumbres.

La isla de Ometepe, el Maderas y el Concepción

Una isla en el lago más grande de Latinoamérica. En ella, dos volcanes a los que es posible escalar y una vista espectacular desde las cimas. Uno de ellos está activo. La verdad es que la isla de Ometepe se lleva todos los aplausos cuando se tiene la oportunidad de conocerla. La actividad principal de las personas que aquí viven es la agropecuaria: se cultiva banana y plátano y se lleva adelante con creces la ganadería. Las vecinas secan frijol a la vera de la ruta que une toda la isla y sus principales “ciudades”. En esta isla, el viento se levanta por las tardes y hace flamear las banderas rojas y negras que decoran

todo el territorio. Las banderas instaladas durante la Revolución Sandinista y que nunca más se retiraron. El volcán Concepción tiene una altura de 1610 metros y la última vez que hizo lava fue en el año 2007. Antes de eso, en 1883 lanzó su terrible magma que perduró  cuatro años. Lo volvió a hacer en 1889, 1902, 1907 y 1924, según vi en el Museo de la isla. Un viaje tratar de entender cómo la gente vive con total naturalidad en su  vera. Y no solo eso, en 2005 se produjo un temblor  de 5.9 grados en la escala de Richter, consecuencia de la presión que acumula esta cumbre furiosa.

¿Qué pasará en la tierra para que estas altas cumbres nos peguen semejante zamarreada? Me hace pensar en la población nicaragüense, que cada tanto explota como un volcán provocando revoluciones, manifestaciones, alcanzando derechos y festejando logros, haciendo temblar al continente con su danza y su música.

La explosión del Cosigüina y el Sandinismo

Se dice que la explosión más violenta que percibió Nicaragua fue la que hizo el volcán Cosigüina en el año 1835. Dicen también que lo hizo con tanta fuerza que la tercera parte del cráter voló fuera y se encontraron restos hasta pasados los 1400 kilómetros de distancia, en Jamaica y en Ciudad de México.

Algunos pedazos de esta montaña formaron islotes en el Golfo de Fonseca y las cenizas bloquearon la luz solar en un radio de 150 kilómetros. Después de esta terrible voladura, ocurrieron unas más no tan explosivas hasta que el volcán quedó inactivo en 1859.

A mí me gustó la idea de comparar tamañas erupciones con la fuerza política –y social- de este gran país centroamericano. En general estudiamos y recordamos revoluciones como la de Cuba o la de México, sin embargo, Nicaragua hizo mella en la historia contemporánea y hasta en nuestros días la bandera roja y negra flamea en territorio nica.

La Revolución Sandinista es el producto de un largo recorrido de lucha del pueblo nicaragüense, que lo encabezó el Frente Sandinista de Liberación Nacional. En 1979 inicia este proceso que va a ponerle fin a la dictadura de la familia Somoza, que duró más de cuarenta años, instalando un gobierno de izquierda en el país.

Hasta 1990 el gobierno del FSLN trató de realizar reformas profundas en los principales aspectos de gobierno como los relativos a la salud, a la educación y al reparto de la tierra. Estos cambios fueron reconocidos en la comunidad internacional, tejieron redes fuertes y duraderas. Me conmovió profundamente sentarme en la plaza y escuchar de lejos a los más viejos discutir política en ronda, sentirlos asegurar que el camino es el mismo aunque quien preside hoy ya no los representa.

Una puerta al infierno

Otro de los volcanes activos es el Masaya, ubicado cerca de la ciudad que lleva el mismo nombre y uno de los más visitados por turistas y locales todos los días del año. El Masaya guarda una leyenda y un vínculo intrínseco con los primeros pobladores de la zona. Los pueblos originarios de Nicaragua creían que en esta montaña de fuego vivía una bruja, ella les habría advertido sobre la llegada de los colonos españoles. Creyendo que se trataba de un lugar para conjurar al diablo, los colonizadores bautizaron este cráter como “Boca del infierno” y para ahuyentar al mismísimo diablo levantaron la Cruz de Bobadilla y realizaron ceremonias para exorcizarlo.

En la historia reciente del país, se recuerda con crudeza y tristeza el levantamiento popular de 2018 que dejó un saldo de más de 300 muertos, miles de heridos y personas que aún se consideran desaparecidas. La revuelta se originó en contra a unas medidas en el sistema de seguridad social, que perjudicarían a las personas en edad de jubilarse.

Desde ese momento, la imagen de Daniel Ortega, que preside el gobierno desde el año 2007 comenzó a caerse. Los y las nicaragüenses están pidiendo asilo en otros países del continente e incluso en Europa, registrando un pico en 2021, según datos proporcionados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El organismo asegura que más de 111.000 nicaragüenses solicitaron asilo el año pasado, una cifra cinco veces superior a la del 2020 y, según este informe, está relacionada al deterioro político en dicho país. No falta mucho para que Nicaragua vuelva a hacer temblar la tierra y haga explosión, como un volcán.

3 comentarios en “Todo Nicaragua es un volcán”

  1. Muy linda nota… Nos pasea por lugares que nunca pensamsos pisar en una valiente travesia a pie por nicaragua… valiente asume muchas emociones y estados (locura, ingenio, fantacia, desapego por lo cotidiano y asombro por la belleza que esconde cada rincon) Pensaba… hay pueblos que están llamados a sufrir ya sea por los volcanes o por sus gobiernos.. o por las dos cosas a la vez.
    En definitiva la ingnoracia y la esclavitud son hermanas de la misma madre…

    1. Gracias por tus palabras Raúl! Me quedo con la fuerza con la que el pueblo lucha, con las ganas con las que defiende lo que le corresponde y con la alegría que eligen no perder pese a no ganar determinadas batallas. Un abrazo fuerte!

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