Bogotá y sus graffitis, mucho más que arte urbano

La capital colombiana se ha convertido en un gran lienzo en los últimos años. Existen más de 8000 artistas, tours que permiten conocer la historia del país a pie y a través del arte y una organización juvenil que busca crear marcos legales y solidarios para esta forma de expresión popular.

Apenas llegué a Colombia tomé el Transmilenio para salir del aeropuerto y llegar al centro de Bogotá, fue una grata sorpresa quedar pegada a la ventana y que la bienvenida a la enorme capital sea colorida e infinita. Se trata de la Calle 26, prácticamente una invitación a por lo menos preguntar por estas expresiones artísticas, como fue mi caso, y enterarme que existen unos cuántos tours dedicados a este arte y una unión entre artistas que busca entenderse con las instituciones gubernamentales.

Bogotá solía ser una ciudad de paso en las vacaciones de quienes elegían este país, puerta de entrada a Cartagena, su ciudad amurallada y sus islas paradisíacas, o a las ciudades del Eje Cafetero, rurales y pintorescas. Sin embargo, “lo cultural” ha atraído al turismo en el último tiempo y los graffitis fueron parte de ese boom convirtiendo a la ciudad en capital del arte urbano del país y reconocida internacionalmente.

El hormigón gris que envuelve a la gran capital: túneles, autopistas, avenidas de muchos carriles y puentes, se ve teñido por aerosoles y grandes rodillos. Pero el arte no queda relegado a la marginalidad. En pleno centro histórico como lo es el barrio de La Candelaria y alrededores, este arte explota y se hace necesario detenerse a decodificar los mensajes que nos quieren transmitir los muros.

El graffiti viene de la cultura hiphopera pero no se circunscribe sólo a ella. Hoy, realmente no se puede comparar el graffiti de una ciudad a otra, mucho menos de un país a otro, los temas que se tocan son distintos, las maneras de pintar, los colores, las historias que se cuentan, todo es diferente, incluso se distinguen graffitis en tono de protesta, de contra publicidad, más marketineros, subvencionados por empresas o comercios, aquellos abstractos de los realistas y enormes murales de tags.

Bogotá Graffiti Tour

EL CASO BECERRA, LAS MESAS DISTRITALES, EN BUSCA DE NORMATIVAS Y ORGANIZACIÓN

Parte del boom del arte urbano se dio a raíz de una triste e injusta historia. El 19 de agosto de 2011 un disparo ocasionado por la policía ponía fin a la vida de Diego Felipe Becerra, conocido como Tripido. Tenía 16 años y había salido a pintar con sus amigos. Este hecho marcó un antes y un después en la historia graffitera del país.

La familia de Becerra creó la Fundación Tripido y a través de ella comenzaron a buscar maneras para que no se criminalice al arte y se regule la actividad. De hecho, en Bogotá se avanzó muchísimo y hoy se entiende y se respeta a esta forma de expresión. Están camino a crear una Ley Nacional del Graffiti.

Luego de este trágico hecho, se conformaron las Mesas Distritales de Graffiti que, según Jahir Dimaté, Gestor Cultural y Guía en Bogotá Graffiti Tour “son como comités barriales que se unen y reciben apoyo comunitario, solidarizan pinturas, crean proyectos, aplican a becas. Es algo que no existe en otras partes del mundo y donde los jóvenes aprenden, generan proyectos que presentan a la Alcaldía para su aprobación y puesta en marcha”.

Esta forma de organización implicó un diálogo entre los colectivos de artistas y las instituciones persiguiendo organizar la actividad y resultó tan positiva que el modelo se copió en otras ciudades como Cali o Medellín.

“Uno de los colectivos más antiguos acá se llama Ink crew, ellos trabajaron con la Alcaldía para crear los primeros macro murales que existen en Bogotá, son varias casas pintadas que desde cierto punto de distancia se ve el mural completo, en el primero de los casos eran 300 casas, el segundo 500 y el ultimo 700 casas pintadas. Creo que expande lo que uno piensa o sabe sobre muralismo o arte callejero”, ejemplificó Jahir.

Bogotá Graffiti Tour

¡DESPIERTA! ¡PAÍS INDOLENTE!

Colombia se encuentra sumergida en una crisis política tras el homicidio del abogado Javier Ordóñez durante una detención policial y la posterior muerte de 13 jóvenes en protestas que fueron reprimidas.

“Hace unas dos semanas apareció un video donde dos policías detienen a un joven (Javier Ordoñez) que bebía en la calle y se ve cómo lo electrocutan ocho veces. Luego lo llevaron al CAI (Centros de Atención Inmediata) y allá un testigo vio que le pegaron, el chico murió y medicina forense constató nueve fracturas en el cráneo, le explotaron el hígado y tenía un tiro en la pierna. Hubo marchas por toda la ciudad y la Alcaldía recuperó casi dos horas de videos donde se ve la represión policial con armas de fuego a las movilizaciones”, resume Dimaté.

A través de la pintura, la juventud se ha manifestado en contra de estos hechos, pintando frases como “Despierta país indolente”, «Lucha pueblo, nos están matando» «Ni olvido ni perdón» en muros enormes. “Definitivamente impacta, el tamaño, lo que dice, y cómo se realizó, más de 100 chicos y chicas de las Mesas Locales de Bogotá realizaron la pintada que fue reproducida en otras ciudades del país”.

Sin embargo, el presidente de Colombia, Iván Duque, no dudó en prestar apoyo a las fuerzas policiales, que cabe destacar, están militarizadas, y, vestido de policía, visitó comisarías, saludó a efectivos y se tomó fotos con ellos. Del otro lado, manifestaciones denunciando la corrupción policial en el mundo entero y en las redes bajo los hashtags #SOSColombia y #NosEstanMatando.

Muros pintados por las Mesas Locales

IDENTIDAD BOGOTANA

El graffiti es relacionado con el hiphop, con la cultura de este género musical urbano pero la contracultura siempre tiene sus referentes o raíces. “Uno de los más grandes exponentes del graffiti acá es Toxicómano y el es súper punkero, no lo vas a ver pintando diseños que no vayan en esa línea. El graffiti en latinoamérica no tiene un estilo definido, de repente Brasil sí, es más uniforme el arte. Sudamérica tiene mucha identidad y cuenta nuestra historia a través del arte. Viniendo de los barrios también se siente y se ve la influencia del reggaetón, el trap latino”, lanza Jahir.

El gestor cultural agrega que “dependiendo el momento del año o la situación política del país los murales cambian y eso es de lo más rico que yo considero en relación a este arte, ayuda a captar la esencia. Muchos de los artistas, por ejemplo en otras ciudades y pueblos, pintan lo que ven, representan lo que son, de dónde vienen. Hay, dentro de la cultura hip hop raperos que cantan en sus dialectos originales, respetando y revalorizando su cultura nativa”.

Hay algunos simbolismos que se comparten de manera regional, “por ejemplo la figura del jaguar, el cóndor, el colibrí, ciertas plantas, la geométrica perfecta, existe mucha simbología propia de nuestros pueblos, que compartimos con Bolivia, con Perú, Argentina. Lo campesino, el maíz, el sombrero, el burro, son imágenes icónicas de lo que es nuestra cultura y eso se mezcla con lettering bien urbano, está en constante cambio, con el neo muralismo, o el arte abstracto”.

Bogotá Graffiti Tour

BOGOTA GRAFFITI TOUR: UNA GALERÍA A CIELO ABIERTO

Hace casi diez años que este tour opera en la capital colombiana y miles de personas lo solicitan para conocer lo que los guías tienen para decir. Jahir cuenta que son un equipo de ocho personas -me consta agregar profesionales y apasionadas- que “además de llevar a cabo esta actividad tratamos de impactar en las comunidades que necesitan un poquito de colaboración en la ciudad”.

Al igual que muchas familias colombianas, la de Jahir también migró a  los Estados Unidos en busca de una estabilidad económica que su país no le ofrecía entonces. “Yo tenía cuatro años, me he criado en Nueva York en los años ‘80, donde la cultura hip hop estaba en auge, lo que yo viví allá en mi adolescencia lo vi acá cuando volví”.

Según relata el guía, “el tour cambia unas cinco veces por año su circuito porque el graffiti no es permanente, es efímero, entonces da para modificar el recorrido y es imposible aburrirse, cuenta una historia reciente, que no se encuentra en los museos y que como la misma realidad, va cambiando”.

El tour es gratuito, mejor dicho, a criterio, y ofrecen más de una opción para quienes deseen interiorizarse en la cultura del aerosol. Las donaciones sirven para los y las guías y para seguir fomentando la organización de estos colectivos y artistas que con tanta entrega y creatividad expresan lo que sienten en las paredes de la ciudad.

1 comentario en “Bogotá y sus graffitis, mucho más que arte urbano”

  1. Interesante que estén organizados los graffitis en murales , creo de esa manera pasan a ser realmente arte y no una mera expresión sin rumbo. Además de embellecer paredes , barrios y darle sentido a su protesta. gracias por la nota.

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